Templo de San Cristóbal el Bajo, La Antigua Guatemala
30 de Marzo de 2012
La Transfiguración de
Jesús
2 Seis días después, Jesús tomó a
Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se
transfiguró en presencia de ellos. 3 Sus vestiduras se volvieron
resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. 4 Y
se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. 5 Pedro dijo a Jesús:
"Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra
para Moisés y otra para Elías". 6 Pedro no sabía qué decir, porque estaban
llenos de temor. 7 Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una
voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". 8 De pronto miraron a
su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. 9 Mientras
bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el
Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. 10 Ellos cumplieron esta
orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los
muertos".
11 Y le hicieron esta pregunta:
"¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?". 12 Jesús
les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en
todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y
ser despreciado? 13 Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que
quisieron, como estaba escrito".
Evangelio Según San Marcos 9, 2-13
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Velación de la Santísima Virgen de Dolores, la Madre de la Humildad
La Purificación de la
Virgen María
22 Cuando llegó el día fijado por la
Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para
presentarlo al Señor, 23 como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito
será consagrado al Señor. 24 También debían ofrecer en sacrificio un par
de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
25 Vivía entonces en Jerusalén un
hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de
Israel. El Espíritu Santo estaba en él 26 y le había revelado que no moriría
antes de ver al Mesías del Señor. 27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al
Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las
prescripciones de la Ley, 28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios,
diciendo:
29 "Ahora, Señor, puedes dejar
que tu servidor muera en paz,como lo has prometido,
30 porque mis ojos han visto la
salvación
31 que preparaste delante de todos los
pueblos:
32 luz para iluminar a las naciones
paganasy gloria de tu pueblo Israel".
33 Su padre y su madre estaban
admirados por lo que oían decir de él. 34 Simeón, después de bendecirlos, dijo
a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para
muchos en Israel; será signo de contradicción, 35 y a ti misma una espada te
atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos
de muchos".
Evangelio Según San Lucas 2, 22-35
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