Viernes de Dolores
Solemne Velación de la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Humildad
Aldea San Cristóbal el Bajo, La Antigua Guatemala
07 de Abril 2017
Yo soy inocente de la sangre de este justo
Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó:
"¿Tú eres el rey de los judíos?". Él respondió: "Tú lo
dices". Al ser acusado por los
sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. Pilato le dijo: "¿No
oyes todo lo que declaran contra ti?". Jesús no respondió a ninguna de sus
preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador.
En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en
libertad a un preso, a elección del pueblo. Había entonces uno famoso, llamado
Barrabás. Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido: "¿A quién quieren
que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?". Él sabía
bien que lo habían entregado por envidia. Mientras estaba sentado en el
tribunal, su mujer le mandó decir: "No te mezcles en el asunto de ese
justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho".
Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos
convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de
Jesús. Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó: "¿A cuál
de los dos quieren que ponga en libertad?". Ellos respondieron: "A
Barrabás". Pilato continuó:
"¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?". Todos respondieron:
"¡Que sea crucificado!". Él insistió: "¿Qué mal ha hecho?".
Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "¡Que sea crucificado!".
Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el
tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud,
diciendo: "Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes".
Evangelio según San Mateo 27, 11-24
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