Viernes de la Cuarta Semana de Cuaresma
(Quinto Viernes de Cuaresma)
Solemne Velación de la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Caída
Aldea San Bartolomé Becerra, La Antigua Guatemala
20 de Marzo 2015
Elías es arrebatado al cielo
Esto es lo que sucedió cuando el Señor arrebató a Elías y lo
hizo subir al cielo en el torbellino.
Elías y Eliseo partieron de Guilgal, y Elías dijo a Eliseo: “Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado hasta Betel”. Pero Eliseo respondió: “Juro por
la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré”.
Y bajaron a Betel. La comunidad de profetas que había en Betel salió a recibir
a Eliseo, y le dijeron: “¿Sabes que hoy el Señor va a
arrebatar a tu maestro por encima de tu cabeza?”. Él
respondió: “Claro que lo sé; ¡no
digan nada!”.
Elías le dijo: “Quédate aquí,
Eliseo, porque el Señor me ha enviado a Jericó”. Pero él
respondió: “Juro por la vida del Señor y por tu propia
vida que no te dejaré”. Y llegaron a Jericó. La
comunidad de profetas que había en Jericó se acercó a Eliseo y le dijeron: “¿Sabes que hoy el Señor va a arrebatar a tu maestro por
encima de tu cabeza?”. Él respondió: “Claro
que lo sé; ¡no digan nada!”.
Elías le dijo: “Quédate aquí, porque
el Señor me ha enviado al Jordán”. Pero Eliseo respondió:
“Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no
te dejaré”. Y se fueron los dos.
Cincuenta hombres de la comunidad de profetas fueron y se
pararon enfrente, a una cierta distancia, mientras los dos estaban de pie a la
orilla del Jordán. Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó las aguas.
Estas se dividieron hacia uno y otro lado, y así pasaron los dos por el suelo
seco. Cuando cruzaban, Elías dijo a Eliseo: “Pide lo
que quieres que haga por ti antes de que sea separado de tu lado”. Eliseo respondió: “¡Ah, si pudiera
recibir las dos terceras partes de tu espíritu!”. “¡No es nada fácil lo que pides!, dijo Elías; si me ves
cuando yo sea separado de tu lado, lo obtendrás; de lo contrario, no será así”. Y mientras iban conversando por el camino, un carro de
fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió
al cielo en el torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: “¡Padre
mío! ¡Padre mío! ¡Carro de
Israel y su caballería!”. Y cuando no lo vio más, tomó
sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. Luego recogió el manto que se le había
caído a Elías de encima, se volvió y se detuvo al borde del Jordán.
Después, con el manto que se le había caído a Elías, golpeó
las aguas, pero estas no se dividieron. Entonces dijo: “¿Dónde
está el Señor, el Dios de Elías?”. El golpeó otra vez
las aguas; estas se dividieron hacia uno y otro lado, y Eliseo cruzó.
Reyes II 2, 1-14
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